Nunca piense ni hable de lo que falta porque el gran peligro es que la falta se vuelva realidad. Nunca debe alimentar una idea o expresarla a menos que quiera que ella se materialice en su vida. Usted tiende a convertirse en lo que piensa y afirma, ¡Si pudiera creer! ¡Si quisiera creer! Entonces nada sería imposible para usted.