ACEPTAR que el propósito de Dios es perfecto.
ASUMIR el resultado de mis decisiones.
ACTUAR con total eficacia y serenidad.
AGRADECER todo lo que tengo.
VALORAR y disfrutar intensamente todo lo que tengo, todo lo que hago.
RESPETAR a todas las personas y a mí mismo.
ADAPTARME sin reservas donde me corresponde cumplir deberes.